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¿Quién no se ha asustado al encender la luz de la cocina a medianoche y ver una cucaracha corriendo por el suelo?

Ante tan desagradable situación, nuestra primera acción es coger un bote de insecticida para matarla con la esperanza de no volver a ver más, aunque noche tras noche estaremos alerta con la incertidumbre de qué pasará.

En la práctica, el empleo de insecticidas domésticos no da el fruto esperado y ante nuestra desesperación, observamos como al detectar nuestra presencia se esconden por la zona del lavavajillas, nevera, microondas….

Las cucarachas ya se han instalado en nuestro hogar y se convierten en una pesadilla. Estos insectos se caracterizan por:

•  Alto potencial reproductivo. En el caso de la cucaracha rubia o del café, una pareja de adultos pueden tener hasta 20.000 descendientes al año.
• Los huevos están protegidos por una cápsula (ooteca) impermeable y resistente al insecticida, que se abre entre los 28 y 60 días emergiendo hasta 45 ninfas.
• Amplias posibilidades de alimentación (omnívoras) ingiriendo incluso pegamento, cuero, pelo….

Para su eliminación es necesario pedir ayuda a un profesional. Las ofertas que obtenemos por internet o por teléfono nos ofrecen diversos precios y distinto número de tratamientos, ¿por cuál nos decidimos?

En la situación de crisis actual el precio es un factor de decisión muy importante. Éste irá asociado a ofertas de un único tratamiento en las que incluso nos garantizarán su efectividad por 1 año. A priori nos sonará bien pero si nos basamos en las características mencionadas anteriormente, ¿tiene sentido que nos den un precio sin conocer el área afectada? ¿Es suficiente un solo tratamiento?

Para la valoración no basta con conocer la especie de cucaracha instalada en nuestra casa o el tamaño de nuestra cocina. El control profesional implica evaluar la plaga in situ. Conocer su extensión, las acciones a implementar para limitar su desarrollo (retirada de suciedad y/o corrección de deficiencias estructurales), selección de los insecticidas autorizados más adecuados en función del tipo de cucaracha y todo ello evitando cualquier riesgo derivado del uso de productos químicos para el cliente.

El control en un solo tratamiento puede resultar ineficaz. Los insecticidas tienen una persistencia máxima y pueden no estar activos en el momento en el que emerjan las nuevas cucarachas de los huevos no afectados químicamente. A ello hay que añadir que si las cucarachas han accedido una vez a nuestra vivienda, pueden volver a hacerlo a través de las conducciones o con nuestras compras y encontrarnos desprotegidos ante su reentrada.

Para no equivocarnos es importante dejarnos asesorar. Es fundamental contrastar la información facilitada y solicitar que nos expliquen el servicio que vamos a recibir.

Desgraciadamente lo económico inicialmente se convierte en caro si no es eficaz, no se atienden nuestras reclamaciones o se generan problemas a nuestra salud.